martes, 19 de agosto de 2008

Canadá

Solo llegar a Montreal, me impresiono su cielo muy claro, con nubes muy grandes, bajas y definidas que le daban al paisaje un toque irreal, como de un cuadro pintado con pastel.

Montreal, una ciudad donde me llamaron la atención el contraste de lo antiguo con lo nuevo. En toda la región de Québec, y especialmente en Montreal encontrareis un aire muy europeo, ya que en esta región se consideran muy distintos al resto de canadienses. Edificios de rascacielos que se combinaban con antiguas iglesias o edificios con menos de 400 años de antigüedad. El Vieux-Montreal (Viejo Montreal) es muy pequeño, pero vale la pena visitarlo. La verdad es que la ciudad puede verse perfectamente en un día. Otros puntos de interés son el Plateau Mont-Royal, un monte situado a las afueras donde tendréis unas vistas espectaculares de la ciudad y La ile du Saint Helene, donde podréis sentiros como unos auténticos pilotos de formula uno si dais una vuelta por el circuito Gilles Villeneuve.

Siguiente parada Québec. Después de unas 3 horas en coche por carreteras sin una sola curva rodeadas de llanuras verdes, llegamos a Québec. La ciudad más antigua de toda Norte América que además estaba en celebraciones por sus 400 años de “vida”. Lo más importante es visitar el casco antiguo de la ciudad con su “Chateau” que preside toda la ciudad desde lo alto, y sus calles llenas de vida y comercios. A las afueras de Québec, vale la pena visitar las cataratas de Mont-Morency, las más altas de Norte América.


Si tienes tiempo y suficientes días vale la pena subir hasta la región de Charlevoix y seguir hasta el pequeño pueblo de Tadoussac, en el cual por unos 30/40 euros se puede realizar un crucero de 3 horas para avistar ballenas. Las posibilidades de verlas dependen de la época, pero nosotros estuvimos en agosto y vimos una variedad increíble de ballenas y focas!

A continuación seguimos hasta Montremblant, un parque Natural, que en Invierno se convierte en estación de esquí, y viceversa. Allí se pueden practicar muchas actividades de Montaña como por ejemplo: rutas en bicicleta, canoa, o simplemente excursiones por la montaña. La verdad es que sus bosques y lagos no tienen desperdicio.


De camino a Otawa vale la pena hacer una parada en el Parque Omega en Montebello, se trata de una especie de parque natural donde podrás ver la fauna más representativa de la zona: osos, arces, ciervos, mapaches, Búfalos...etc. Existen circuitos en coche y a pie, donde podrás disfrutar en primera persona de estos animalitos.


Ottawa es la capita de Canadá, es una ciudad muy nueva. Lo principal que hay que visitar es el parlamento y sus edificios adyacentes y ver el cambio de guardia, muy similar al del palacio de Buckingham. También se puede ver perfectamente en un día.

Entre Ottawa y Toronto hay unas 4 o 5 horas de camino y en el medio de la ruta hay que parar para hacer un pequeño paseo en barco por el parque de las Mil Islas. Un parque natural a lo largo del río St. Lawrence en el cual dicen que hay más de mil islas, en algunas de las cuales la gente tiene sus viviendas de veraneo. En una de ellas se encuentra el Boldt Castle (castillo que encierra una bonita historia) pero esta en el lado de EEUU. Puesto que una orilla pertenece a Canadá y la otra a EEUU.





La ciudad de Toronto impresiona por sus rascacielos enormes, y sobretodo por la CN Tower a más de 500 metros de altura. La verdad es que vale la pena hacer cola para subir a la torre, puesto que en los días claros hay una panorámica increíble y se pueden incluso divisar las cataratas del Niagara.



Las cataratas del Niagara son impresionantes, sobretodo las canadienses llamadas “herradura de caballo” por su forma. Las americanas son un poco más pequeñas pero también muy bonitas. Recomiendo coger el barco Maid Of The Mist que cuesta unos 15 dólares y te acerca hasta el pie de la cascada.

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